La universidad del desastre. Trabajo académico y género en tiempos de pandemia

 

Elisabeth Simbürger

Universidad de Valparaíso

Nos proponemos realizar una etnografía en tiempos de la pandemia covid-19. A través del tele-trabajo académico durante la cuarentena se observa la universidad del desastre (Virilio, 2007) de manera auto-etnográfica (Denzin, 2017; Muñoz, 2014). Para Virilio la universidad sería una que se abocaría al estudio de la sobre-velocidad, la eficiencia, la tele-vigilancia y simultaneidad de emociones como resultado de un capitalismo desbordado.

Entre otros actores hay dos niños pequeños y una madre soltera pulpo, académica de una universidad estatal regional en América Latina. Es una madre académica cualquiera como en muchas partes del mundo, de las que tienen que encargarse a nivel individual, sin políticas de género de la universidad, de conciliar el trabajo académico con la vida familiar (Undurraga y Simbürger, 2018). En el año 2020 el techo de cristal sigue vigente, con la gran mayoría de cargos altos en manos de hombres mientras las mujeres tienden a trabajar en la docencia, lo doméstico de la universidad (Bartos e Ives, 2019) y menos en investigación, la prestigiosa mercancía del capitalismo académico (Lutter y Schröder, 2019). El antagonismo entre el trabajo doméstico y de cuidado no renumerado y el trabajo académico es fuerte (Santos, 2015). La segunda y tercera jornada laboral de las académicas con platos sucios, pañales y niños gritando por comida no calzan con la supuesta serenidad de la racionalidad del negocio académico. Con estas condiciones de desigualdad de trabajo en relación al género parte el régimen de teletrabajo el día lunes 16 de Marzo en mi universidad y en muchas universidades del mundo, a pocos días después del 8 de Marzo, el día de la mujer.

Con el guion apocalíptico del covid-19 se pueden imaginar distintos finales, como en las películas de Woody Allen. Por ahora, la universidad optó por el guion “zoom – caminos del éxito”, subtitulado con “caminos directos hacia el apocalipsis.” Desde la mitad de marzo muchos de mis colegas académicos en diferentes partes del mundo se han transformado en nodos de plataformas en línea. Bajo las lógicas del capitalismo, todo lo que antes se vivía directamente en el aula, se transformó en una inmensa acumulación de espectáculos (Debord, 2012), exacerbándose por el covid-19 en el espectáculo total con la emergencia masiva de las plataformas en línea. Ahora todos somos usuarios, y más aún en Chile desde donde escribo.

Con la implementación forzada del neoliberalismo durante la dictadura cívico militar (1973-1990), educación, salud, pensiones y trabajo fueron privatizados y privados de sus derechos (Taylor, 2006), académicos y estudiantes privados de su actuar. En las décadas post-dictatoriales, el silenciamiento acerca del modo de instalación del neoliberalismo durante dictadura se transformó en uno de los pilares de su naturalización (Simbürger y Donoso, 2018). A partir del movimiento estudiantil de 2011 que pidió educación pública para todos (Berroéta y Sandovál, 2014; Simbürger y Neary, 2015) y la revolución feminista estudiantil en las universidades en mayo 2018 (Schild y Follegati, 2018; Zerán, 2018), el modelo mostró cada vez más grietas. El despertar final se produjo con el estallido social a partir del 18 de octubre de 2019, brutalmente reprimido hasta la fecha con enormes violaciones a los derechos humanos por agentes estatales (Fleet, 2019) y sin respuestas fundamentales del gobierno hacia el pueblo que exige cambios sustanciales en el modelo económico y social del país (Araujo, 2019; Folchi, 2019) y una nueva constitución (Bassa, 2020). Desde este entonces no tuvimos tiempo para respirar y el plebiscito del 26 de abril de 2020 sobre la nueva constitución se tuvo que postergar por el covid-19.

Modos de escribir y sobrevivir la pandemia: El diario covid-19 y la escritura fragmentaria

Martes, 7 de Abril 2020 #género #triple jornadas #teletrabajo
“Opto por el método del diario y del análisis del canal público de correos entre toda la comunidad académica. No me da para más, ni en tiempo y tampoco en capacidad intelectual. Entre ser la nana, la profesora de colegio, la párvula, la madre, la académica y tele-docente no hay muchas ventanas ni para escribir y tampoco para respirar. Por necesidad entonces quedo en lo fragmentario. En observar pequeños pedazos, en escribir textos muy breves. En este contexto particular de triples jornadas laborales no me queda otra opción. La cara real del género y tele-trabajo se llama este fenómeno”.

Mi metodología es auto-etnográfica (Denzin, 2017), feminista (Stanley, 1995) y fragmentaria. Como tele-trabajadora académica observo a la universidad, los acontecimientos en el aula y reuniones de trabajo a través de zoom, los discursos en los correos del canal público de mi universidad sobre el covid-19 y las redes sociales en el ámbito universitario en Chile e internacionalmente acerca de la conducta de las universidades y las experiencias de sus académicos en la pandemia. Anoto todo en mi diario covid-19, así permitiendo un análisis cultural del entorno universitario (Muñoz, 2014). Norman Denzin celebra a la imaginación sociológica de C. Wright Mills, al existencialismo de Sartre y a la literatura como ingredientes esenciales de la auto-etnografía (Denzin, 2017). Todos ellos están presentes en esta auto-etnografía: poesía volando y la muerte tocando la puerta con 3000 tumbas en preparación en el cementerio general de Santiago de Chile [El Desconcierto, 2020], mientras estamos en una reunión zoom con colegas del comité curricular, pensando en los resultados de aprendizaje y como se pueden poner en la práctica bajo este contexto.

En un afán de sobrevivir a la pandemia, para las académicas la escritura fragmentaria se transforma en el único modo posible de pensar y escribir. Mientras los académicos hombres siguen enviando artículos indexados y postulando a proyectos en plena pandemia, se observa una baja notable de productividad de académicas mujeres [Fazackerly, 2020; Viglione, 2020]. A las académicas pulpas, cuidadoras de sus hijos, nos queda lo fragmentario, tomando apuntes en el diario o de noche en el celular, mientras tomamos una copa de vino, así transformando la escritura en una suerte de auto-cuidado reflexivo (López, 2015). Además, en un contexto de crisis lo fragmentario es una forma de resistir al capitalismo académico y al vacío del formato del artículo indexado sin público (Fleck, 2013). La inquietud de pensar y escribir en otros formatos (Rodríguez Freire, 2016) se transforma en una urgencia en el contexto pandémico, precedido por el estallido social en Chile. Benjamin habla de lo fragmentario como necesidad por la acumulación de las ruinas de la historia de la modernidad que lleva la imposición de la gran narrativa ad absurdum (Benjamin, 2004). En tiempos de crisis y fragilidad, la narrativa completa mientras estamos en medio de los sucesos parece ser imposible y da un valor aún más grande a lo fragmentario. Sin embargo, los libros editados por varias estrellas de la teoría social mundial, a pocas semanas después del inicio de la pandemia en un afán de explicar, chocan con la dura realidad de la incertidumbre en curso. Además, ¿en qué vacuum de lo doméstico y del cuidado de niños se produjeron estas obras?

Zo(o)m-bie-landia: capacitando para el desastre

26 de Marzo, 2020 #zoom #quédate en casa
“Zoom – la gente se vuelve loca. En la universidad nos llegan 10 correos todos los días: cómo nos podemos capacitar, qué pedagogías utilizar, qué botón presionar. El nuevo servicio de la universidad es la preparación de clases en línea. Nadie lo sabe hacer. Y nadie se va a poder conectar… así de simple. No sé cómo lo van a hacer mis estudiantes de una universidad pública regional con poco internet. Pero qué importa la misión pública de la universidad, the show must go on, viva zoom, quédate en casa y se feliz! No importa si ya no saben cómo comprar el pan, conéctate no más!”

Con mucha velocidad empezaron las capacitaciones para las plataformas en línea en la universidad antes del comienzo del semestre. Académicos grabaron videos desde sus casas con sus libreros, publicados en la página web con mensajes llamativos para los estudiantes de quedarse en casa. Compartiendo plenamente la necesidad de empezar el semestre, el modo publicitario de esta campaña que negaba cualquier problema que podría posiblemente aparecer en el camino carecía de falta de reflexividad. Poder quedarse en casa es un privilegio de quienes no viven al día con el dinero. No es el caso de todos los estudiantes y sus familias –muchos de la primera generación en la universidad–, de los funcionarios administrativos y menos de los profesores a honorario que no reciben pagos cuando no pueden hacer clases (Simbürger y Neary, 2016).

POR SER……………. Con M. heidegger

“Nadie es tan joven que no pueda morir hoy
Ahh te quedaste pensando por ser si alguien te dice
Somos un equipo hagamos una reunión hagamos
Una comisión ya se sabe que el desierto es mi
Pastor que todo nos faltará por ser gente que se
Crea la misión la visión que se comprometa por último
Que tome notas entonces ahh no lo digo por ti por
Ser el lunes mismo el colega dijo hagamos una revista
Hagamos más extensión hagamos cursos de formación (…)”
(González, 2019, p. 60)

El poeta y antropólogo Yanko Gonzalez describe el mundo universitario con su lenguaje de éxito que podemos encontrar en cualquier otro rubro profesional. La única diferencia es que decimos que somos críticos. ¿Quieres estar en un proyecto? ¿Quieres estar en zoom? Hazlo rápido, sube tu video y tu cápsula al aula virtual antes que te mueras. Estamos en plena pandemia, pero no importa.

Me interesan también los correos de autoridades universitarias y académicos auto-felicitándose por la campaña de la plataforma en línea y la docencia en línea acompañados con un tono de auto-celebración que callaba cualquier voz de disidencia. En el correo electrónico público de la universidad surgen una serie de discusiones a partir del hackeo de varias cuentas zoom en universidades en Chile y en el extranjero, en algunos casos con exhibición de material visual pedófilo. Voces de crítica son calladas. Tenemos que entregar nuestro mayor esfuerzo, no podemos criticar todo el rato. Estamos prohibiendo el progreso. Somos flojos. 4000 clases via zoom en 6 semanas sin problemas. Sí se puede.

El filósofo Peter Sloterdijk desarrolló su tesis de la razón cínica moderna, proporcionando una crítica directa de la Ilustración, pero en particular una crítica de lo que él ve como la naturaleza autodestructiva de la teoría crítica. Mucho antes del apogeo de la comercialización de la educación superior y sus consecuencias, Sloterdijk parece haber capturado el fenómeno que se ha convertido en parte de nuestra vida cotidiana en la academia, una forma cínica de vivir y abordar el mundo. De hecho, según Sloterdijk, el cinismo parece haber reemplazado a la crítica:

“Critique, in any sense of the word, is experiencing gloomy days. Once again a period of pseudo-critique has begun, in which critical stances are subordinated to professional roles. Criticism with limited liability, petty enlightenment as a factor in success – a stance at the junction of new conformisms and old ambitions. Such a critique realizes that having success is a long way from having an effect. It writes brilliantly but in vain, and that can be heard through everything” (Sloterdijk, 1987, p. Xxxvi).

Entre el cansancio y el informe de actividades en tiempos de pandemia

Si bien la universidad logró resolver muchos de los problemas de conexión con internet desde las casas, prestando computadores a estudiantes y académicos y entregando chips de internet a quienes los necesitaban, emergieron otros problemas con la docencia en línea. La sobre-exposición a las cámaras. La intrusión de zoom, invadiendo nuestra intimidad a la cual el empleador no tenía acceso. Y el cansancio de las pantallas, por ambos lados, estudiantes y académicos.

Durante las primeras semanas yo grabé y subí muchos videos, hice clases en zoom en vivo con todas las herramientas necesarias. Pero llegó un momento en el cuál no pude más. Ya lo sentía este día. Tenía mucha sed, dolor de cabeza y cansancio, además, los niños necesitaban lo que los niños necesitan. Tuve que cancelar una clase de transmisión en vivo en zoom por sobre-cansancio.

Animita de éxito

“Me he convertido en una animita de éxito
entre los camioneros y sus familias
Una casita de la muerte iluminada a vela, piadosamente; a
……………………………… /diario con flores frescas a sus pies
Me he convertido en un actor que va a morir, pero de verdad,
………………………………………………………………./en el último acto
en un afamado equilibrista sin red que baila noche a noche
/sobre la cuerda floja
El teléfono suena constantemente en mi camarín.
No me pueden llamar para derogar mi aparición en escena
lo hacen sólo para pedirme que les reserve entradas aunque sea
/para el tercer acto (….)
(Lihn, 1989, p. 68)

No soy tan exitosa, lo confieso. Me llamaron, pero al final no cedí. Dije que NO. Que quiero vivir. Y en vez de la clase en vivo en zoom en mi curso de etnografía, hicimos una sesión de escritura auto-etnográfica simultánea en google docs. Nadie hablaba. Pero en 3 horas se escribieron colectivamente 20 páginas, en estilo diario con hashtag, sobre nuestras experiencias auto-etnográficas en la cuarentena. La sanación de la escritura, allí la vivimos todos, estudiantes y profesora.

Cambio de escenario. Saco la montaña de ropa sucia de la mesa de trabajo. Casi se cae una taza con café viejo. Estoy llenando mi informe de actividades semanales de la universidad. Tras semanas de agotamiento agrego una nota de pie para las autoridades, para que tomen conciencia sobre el estado burocrático y sus consecuencias en los trabajadores:

“La exigencia de tener que seguir llenando informes de actividades estando en cuarentena durante la pandemia del covid-19 y trabajando desde la casa con dos niños chicos, cumpliendo la función de académica, profesora de colegio, párvula, asesora de hogar y madre en jornadas de 14 horas no carece de cinismo, sobre todo en relación a la categoría de género que se intenta hacer invisible otra vez con esta sobre-exigencia. Mientras los niños saltan y gritan arriba de la cama, escribo correos, intento preparar clases, transmito clases. Mientras intento escribir artículos se pelean y se lastiman. Ni se puede hacer una llamada telefónica. Las y los académicos de esta universidad estamos haciendo los mejores esfuerzos para lograr producir buenas clases y cumplir con nuestras actividades pero las condiciones bajo las cuales trabajamos en cuarentena en medio de una pandemia no son comparables con tiempos ‘normales’ y medir este output de la misma manera es problemático”.

Estoy convencida. Esto ya no tiene sentido.

Escritorios limpios de hambre.

Pero siempre lo peor es posible.
14 de Mayo 2020, #teletrabajo #bienestar #género
“La dirección de gestión y desarrollo de personas de mi universidad envía un folleto con recomendaciones para prevenir riesgos psicosociales en el puesto de trabajo remoto. Al lado de la foto de una mujer elegantemente vestida y con tacos en el escritorio de su casa se pueden apreciar varios consejos acerca del teletrabajo. No se mencionan niños y trabajo doméstico y de cuidado, platos sucios, los factores de estrés más grandes del tele-trabajo. «Haz cosas que habitualmente te gustan. Aprovecha para hacer aquellas para las que nunca has tenido tiempo. Evita pensamientos recurrentes y catastrofistas. Mantén el lugar de trabajo lo más ordenado posible, no sobrecargues el escritorio o mesa. Evita tener distractores cerca como televisión o radio encendidos permanentemente. Acota su uso.”

La autoayuda se transformó en ciencia oficial. Varias académicas y un par de académicos responden a toda la comunidad. Una colega dice que va a ordenar para el día siguiente, la mesa del comedor donde trabaja diariamente.

Casi diariamente leo columnas y artículos en inglés, castellano y alemán sobre tele-trabajo y género durante la cuarentena. No cabe ninguna duda que la carga principal y sucia de la cuarentena a nivel mundial cae en las mujeres. Sin embargo, no he leído de ninguna política de género para el teletrabajo en el contexto de la pandemia. No hay tiempo para eso con tanto éxito que se logra virtualmente.

19 de Mayo 2020, #hambre #represión
“Hoy 19 de Mayo, 3.500 nuevos contagiados. Hambre. Aula virtual. Carabineros de Chile ataca a gente manifestándose contra el hambre con carros de lanza agua y gas. Unidad de Creatic de mi universidad envía más correos sobre capacitaciones para recursos didácticos en línea. Dron arriba de mi patio de noche durante el toque de queda. Delight Lab proyecta la palabra “hambre” en la torre telefónica en Santiago al lado de la Plaza Dignidad. Después se censura por focos de luz de Carabineros de Chile.”

Virilio, ora por nosotros. La co-existencia de velocidades y emociones simultáneas completamente antagónicas es lo que cansa tanto (Febbro, 2010; Virilio, 2007). Me acuerdo de un correo de un colega a toda la comunidad en el comienzo de la cuarentena. Tenemos que desacelerar. Volver a la esencia de la universidad. No, no, tenemos que ser eficientes, decían los demás. Virilio, ora por nosotros. Necesitamos un “ministerio de tiempo” tal como Virilio lo sugiere. No podemos más. No podemos más coexistir en comités curriculares sobre los resultados de aprendizaje ajustados a la pandemia mientras la gente más pobre que perdió sus trabajos sufre hambre y represión dura con gas lacrimógeno y carros de lanza agua en vez de recibir un sueldo de emergencia y ayuda humanitaria. En su “Cápsula errática”, Ernesto Pfeiffer dice que

“[L]a fe de erratas es casi una costumbre extinta, en desuso, como varias otras prácticas. Ya a nadie le importa rectificar. A nadie le importa enmendar. Los errores son parte de la nueva normalidad. […] Es hora de hacer una pequeña hoja inserta volátil, ingrávida, que haga de una vez por todas una verdadera fe de erratas. Donde dice pandemia, debe decir alza del pan produce otra alza del pan. Donde dice 21 de Mayo, debe decir 18 de Octubre. Donde dice mascarilla debe decir, yo es otros. Donde dice alcohol-gel, debe decir piedra pómez. Donde dice zoom, debe decir: nuestras vidas son los ríos, que van a dar a la mar que es el morir» [Pfeiffer, 2020b].

¿Cuándo nos van a liberar del tele-trabajo? ¿No podríamos hacer algo útil para la sociedad civil desde la universidad?

Comité curricular auto-cancelado. Asistencia a reunión zoom del comité académico del Doctorado auto-cancelado. Me auto-cancelo. Desobediencia civil. Me auto-obligo a ser disfuncional a los requisitos de la universidad del desastre. Me auto-obligo a ser funcional a la vida y a la sobrevivencia solidaria. Cierro mi informe de actividades semanales sin guardarlo. Mi mente se relaja y activa. Pensar y actuar contra el hambre, como universidad. Y volver a vivir y a pensar.

Bibliografía

Araujo, K. (ed.) (2019). Hilos tensados. Para leer el Octubre chileno. Santiago: Colección IDEA.

Bartos, A. E., y Ives, S. (2019). Learning the rules of the game: emotional labor and the gendered academic subject in the United States. Gender, Place & Culture, 26(6), 778-794. https://doi.org/10.1080/0966369X.2018.1553860

Febbro, E. (2010). Paul Virilio: Siempre se infunde miedo en nombre del bien. Cuadernos del CENDES, 27(75), 121-127. Extraído de https://www.redalyc.org/pdf/403/40318704007.pdf

Bassa, J. (2020). Chile decide por una nueva constitución. Santiago: Planeta.

Benjamin, W. (2005). Libro de los pasajes. Madrid: Ediciones Akal.

Berroeta, H., y Sandoval, J. (2014). Protestos, participação e educação pública: discursos sobre o público nas mobilizações estudantis no Chile. Educar em revista, (53), 19-38. https://doi.org/10.1590/0104-4060.36578

Debord, G. (2012). Society of the Spectacle. London: Bread and Circuses Publishing.

Denzin, N. K. (2017). Autoetnografía interpretativa. Investigación cualitativa, 2(1), 81-90. Extraído de https://ojs.revistainvestigacioncualitativa.com/index.php/ric/article/view/77

El Desconcierto, [2020]. “Así se prepara el Cementerio General para el peak de la pandemia: Ya están listas la mitad de las tumbas solicitadas el Minsal.” Extraído el 14 de Mayo 2020 de https://www.eldesconcierto.cl/2020/05/14/asi-se-prepara-el-cementerio-general-para-el-peak-de-la-pandemia-ya-estan-listas-la-mitad-de-las-tumbas-solicitadas-por-el-minsal/

Fazackerly, A. [2020]. The Guardian. “Women’s research plummets during lockdown – but articles from men increase.” Extraído el 12 de Mayo 2020 de https://www.theguardian.com/education/2020/may/12/womens-research-plummets-during-lockdown-but-articles-from-men-increase?CMP=fb_gu&utm_medium=Social&utm_source=Facebook&fbclid=IwAR0qo0Y2VBSmO1uzGIp5lBUIYOOMFqr_Pos_7PfS9EXSYX-nAICxFEKV1Lo#Echobox=1589274365

Fleck, C. (2013). The impact factor fetishism. European Journal of Sociology/Archives Européennes de Sociologie, 54(2), 327-356.  https://doi.org/10.1017/S0003975613000167

Fleet, N. (2019). Protesta social y crisis del poder neoliberal en Chile 2011-2019. Pléyade número especial / octubre (2019),  Extraído de http://www.revistapleyade.cl/protesta-social-y-crisis-del-poder-neoliberal-en-chile-2011-2019/

González, Y. (2019). Objetivo General. Santiago: Lumen.

Lihn, E. (1989). El diario de muerte. Santiago: Editorial Universitaria.

Lutter, M., y Schröder, M. (2019). Is There a Motherhood Penalty in Academia? The Gendered Effect of Children on Academic Publications in German Sociology. European Sociological Review. https://doi.org/10.1093/esr/jcz063

Muñoz, J. G. (2014). El valor de la auto-etnografía como fuente para la investigación social: del método a la narrativa. Azarbe, revista internacional de trabajo social y bienestar, (3), 237-242. Extraído de https://revistas.um.es/azarbe/article/view/198691

Pfeiffer, E. [2020]. “Cápsula errática”. Cápsula radial transmitida en Café Negro de la Radio Valentín Letelier de la Universidad de Valparaíso, 20 de Mayo 2020. https://soundcloud.com/user-489629550/capsula-erratica-ernesto-pfeiffer

Rodríguez Freire, R. (2016). ¿Para quién escribimos? Apuntes para una (im) posible respuesta. El Taco en la Brea. 4, 149-156. https://doi.org/10.14409/tb.v0i4.6013

Santos, G. G. (2015). Narratives about work and family life among Portuguese academics. Gender, Work & Organization, 22(1), 1-15. https://doi.org/10.1111/gwao.12061

Schild, V y Follegati, L. (2018). Chilean Students Confront Machismo on Campus (Interview) Activist Luna Follegati on the spark that ignited Chile’s new feminist movement, and what comes next. NACLA Report on the Americas, 50(4), 411-417. https://doi.org/10.1080/10714839.2018.1551464

Simbürger, E. y Donoso, A. (2018) Key elements in the naturalisation of neoliberal discourse in higher education in Chile. Discourse: Studies in the Cultural Politics of Education, DOI:10.1080/01596306.2018.1512953

Simbürger, E. y Neary, M. (2016) Taxi Professors: Academic Labour in Chile, a critical-practical response to the politics of worker identity. Workplace: A Journal for Academic Labour 28: 48-73. Extraído de http://www.jceps.com/wp-content/uploads/2015/10/5-13-2-5.pdf

Sloterdijk, P. (1987). Critique of Cynical Reason. Minneapolis: University of Minnesota Press.

Stanley, L. (1995). The auto/biographical I: The theory and practice of feminist auto/biography. Manchester University Press.

Taylor, M. 2006.  From Pinochet to the ‘Third Way’: Neoliberalism and Social Transformation in Chile. London: Pluto Press.

Undurraga, R. y Simbürger, E. (2018). Género y políticas institucionales en universidades chilenas: un desierto con incipientes oasis estatales. En C. Mora, A. Kottow, V. Osses, M. Ceballos (eds.) El género furtivo: la evidencia interdisciplinaria del género en el Chile actual. Santiago: LOM.

Viglione, G. [2020]. Are women publishing less during the pandemic? Here’s what the data say. Nature News. Extraído el 20 de Mayo 2020 de https://www.nature.com/articles/d41586-020-01294-9

Virilio, P. (2007). L’université du désastre. Paris: Editions Galilée.

Zerán, F. (Ed.). (2018). Mayo feminista. La rebelión contra el patriarcado. LOM ediciones.

Volver

 

Tags:
About Author: admin